Hoy empiezan los cinco días mágicos de IFEMA, en los que los medios de comunicación advierten si los artistas son valientes o irreverentes. Si nos provocan, si nos traen recuerdos de otros grandes famosos, a veces artistas como Picasso o Lorca, incluso políticos y los meten en lugares aún más irreverentes en sus performances, con tal de preguntarnos qué pasa en la actualidad con el arte contemporáneo. Ya que a veces, tras los días feriados de febrero, puede no pasar nada y las miradas vuelven a la normalidad de las retinas.
Qué pasa con Picasso, o con García Lorca, qué pasa si una copia de un hombre fallecido hace décadas como Franco, todavía se erige vivo dentro de un cajón frigorífico, para una mayoría que lo nombra y lo recuerda, porque mal que bien hizo historia y nos hizo daño.
ARCO funciona cada temporada, las pinturas se suceden así como las compras, las esculturas algo menos pero se introducen nuevos trabajos artesanos que por supuesto son también arte. Los jóvenes artistas y espectadores, estudiantes de arte, se pelean por entrar a sus instalaciones y salen con las retinas alocadas y algúncerebro nuevo. Aparte de los usos más recientes de tanatorio y hospital, en IFEMAse suceden más de cien ferias y congresosal año, como Pasarela Cibeles o Juvenalia. Pero hay otras exposiciones y obras de arte a las que hoy me refiero. Son las que se sitúan en los alrededores del recinto, esas grandes estatuas, enormes, exageradas, que nos llaman la atención desde hace años. He tenido la suerte de verlas en días fríos, grises, aunque soleados por momentos, y son puro arte contemporáneo.
Y es que en el Parque Juan Carlos I quedaron instaladas varias esculturas hace años. Artistas como el japonés BukichiInoue, instalaron sus obras tras un simposio de esculturas al aire libre. En total, fueron una decena de obras resultantes de estudiar el entorno. El resto de escultores seleccionados que colaboraron con los arquitectos fueron: Miguel Berrocal y Amadeo Gabino, el japonés ToshimitsuImai, el rumano Alexandru C. Arghira (Paisaje azul), el argentino Leopoldo Maler, el venezolano Carlos Cruz Díez, el mexicano Jorge Du Bon, el irlandés Michel Warren, el israelita Dani Karavan, el belga Paul van Hoeydonck (robótica dentro del lago). Arcos cuadrados y de medio punto con la fuerza del acero y del hombre.
Después vendría José Miguel Utande y el chileno Mario Irarrázabal. Se colocó un gran círculo rojo (Espacio México) y un monumento a la Paz abstracto y cubista.
Lo conceptual impera en el Parque, el arte al aire libre no invita a visitar un ARCO en cada año, sino a respirar y disfrutar la naturaleza, caminar por los jardines, hacer deporte y visionar las grandes esculturas internacionales dispuestas de manera gigante para todos nosotros.
Un viaje en tren gratis, si vamos con niños, hará la delicia del museo escultórico al aire libre. Y otro día entraremos en ARCO para otro disfrute.