Cesta de Dulcinea

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Ediciones C&G
Puertollano, 2015

Págs.: 348
Edad recomendada: Adultos

Prólogo: Eugenio Arce

El libro consta de ciento cincuenta y cuatro artículos y abarca desde el año 2006 hasta la mitad del 2009. Para una mejor comprensión lectora, Nieves los ha agrupado en trece apartados temáticos o «cestas».

Creemos que Dulcinea es Nieves quien nos ofrece sus artículos de opinión como ramilletes de flores (o de palabras) agrupados en estas metafóricas «cestas» repletas de reflexiones y comentarios, incluso de preguntas lanzadas al viento de «a quien corresponda».

Reflexiones en voz alta y por mor del medio de comunicación que utiliza yo diría que son reflexiones con altavoz.

Hemos habilitado trece cestas temáticas y las hemos colocado en una estancia donde quedan mezcladas entre sí como cestas reales cargadas de periódicos, flores, libros y frutas, con palabras que esperemos no se han de marchitar.

Dulcinea nos ayuda a encontrarlas.

Los artículos contenidos en esta edición han sido publicados en el Diario La Tribuna de Ciudad Real, el periódico digital Diario siglo XXI y en La Tribuna Digital.


COMIENZO DEL LIBRO

INTRODUCCIÓN

Te pasas escribiendo semana tras semana durante años, y un día casi te olvidas de que hubo una primera vez que te llamaron para encargarte escribir una columna semanal en un periódico. Desde la dirección de un periódico se me invitó a acompañar a grandes articulistas y escritores de mi tierra que ya tenían experiencia en contar detalles de la vida que les rodeaba, desde aquel momento yo también podría hacerlo, escribir sobre lo que quisiera. Gracias a la Tribuna de Ciudad Real, al periódico digital Diario Siglo XXI y a La Tribuna Digital conseguimos esto. Algo así como un sueño mágico de papel y tinta impresa. Una primera columna se escribe entre nervios con numerosas lecturas, milagrosamente sale publicada, después una segunda, y una tercera también… y la última se alimenta de la
anterior, y la que hace la posición ciento se parece quizá a la que acabas de escribir en ese último instante y has de comprobarlo. El tiempo se entrecruza entre el presente, el pasado y el futuro. Y has de recordar cada tema, quizá cada frase, cada título, cada persona a la que dedicas un comentario, y opinar y opinar, a veces desnudándote o tapándote con el gris papel del rotativo que te protege o te desprotege lanzándote a veces a la fría o templada piscina de las primeras páginas.
Es como una cadena. Cada día especial en que coincides con la prensa te das cuenta de lo mágico y extraordinario que es la obligada cita con los lectores, entonces el artículo se repite en su forma pero no en su expresión. Un día, de una manera mecánica comprendes que es necesario retomar las columnas dispersas, repartidas por el campo de la escritura hecha prensa, es cuando debes construir una casa propia para reunir todos esos textos
escritos y hacerlos más tuyos, junto a tus propios y personales tabiques de ladrillos, cimientos, pilares y argamasa y darle cabida a lo que has ido propagando por ahí en diarios impresos, porque hay una íntima necesidad de recoger los escombros de la memoria, los minúsculos capiteles cotidianos que han caído un poco en el olvido, antes de que el viento del pasado venga para llevárselos y los haga suyos.
Esta puede ser mi justificación de por qué reunimos y publicamos
artículos que ya han sido editados, porque se nos hace necesario trasladarlos al nuevo barrio donde los libros alzan su voz, donde los pequeños escritos se comparan sólo con sus propios hermanos de escritura y recorren un camino nuevo, dejando al periódico, múltiple en voces, con el silencio de las hemerotecas.
Para esa pequeña habitación hemos habilitado trece cestas temáticas y las hemos colocado en una estancia donde quedan mezcladas entre sí como cestas reales cargadas de periódicos, flores, libros y frutas, con palabras que esperemos no se han de marchitar. Dulcinea en el índice nos ayudará, en ese empeño, a encontrarlas.

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