Caperucita Roja de La Mancha

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Fundación Diario Lanza
Diputación de Ciudad Real-Área de Cultura
Ciudad Real, 1999
Ilustradores: Alumnos de 4º de primaria del Colegio Santo Tomás de Ciudad Real del curso 98-99
Págs.: 34
Edad recomendada: A partir de 5 años
 

Editado por la Fundación Pública Diario Lanza para entregar con el periodico del dia 23 de abril, dia del libro, con una tirada de 8000 ejemplares.

Esta Caperucita Manchega surge como homenaje a dos personajes de la literatura universal Don Quijote y Caperucita Roja, tras la coincidencia de aniversarios: Nacimiento de Cervantes y aparición del primer libro infantil (Perrault). Fue magníficamente distribuido junto al Diario Lanza en un día excepcional el 23 de abril de 1999, Día Internacional del Libro.


COMIENZO DEL LIBRO

 

CAPERUCITA ROJA DE LA MANCHA ( fragmento )
 

En un lugar de La Mancha de cuyo nombre no me acuerdo pero que podría ser cualquier pueblo o ciudad de la región de Castilla-La Mancha, vivía una preciosa niña llamada Caperucita Roja. La llamaban así porque siempre iba vestida con un abrigo rojo que tenía una capucha o caperuza del mismo color de las fresas y de los tomates.

Un día, su madre le hizo el siguiente encargo: Debía ir a casa de su abuela que vivía lejos, muy lejos del pueblo, al otro lado del campo, para visitarla y llevarle una cesta de comida porque su madre estaba muy ocupada.

La señora metió en la cesta tres tortas de Alcázar, un pedazo de queso manchego, media docena de mantecados, siete torrijas, un litro de leche de oveja y una botellita de mistela.

– ¿Podrás con todo?

– ¡Claro, mamá!

– ¿Y no te pasará como aquel día que llegaste a casa de la abuela con la cesta vacía?

– Aquella vez tuvo la culpa el lobo. Yo estaba muy asustada y el pobre animal, hambriento. A veces, ya no sé si llevo la cesta para la abuela o es un seguro para que el lobo no me coma. Ese día se lo comió todo con su gran boca , se bebió hasta la mistela.

– Por eso se emborrachó.

– Es que el lobo no sabía que la mistela es una bebida alcohólica y, como todas ellas, está prohibida para los lobos y para los niños. Después se tendió a la sombra de un árbol para dormir la mona.

– ¿Mona? Tú sí que eres mona y bonita. ¿Me das un beso? Ahora tienes que prometer que no te vas a entretener con las variopintas mariposas, ni que te detendrás a escuchar los cantos de los pájaros.

… … … … … … … … … … … … … … … … … … … … …

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