Una película, un guion cinematográfico o cualquier expresión artística y humana puede poner en cuestión nuestro pasado y a los personajes más destacados de un momento histórico.
Al hombre, con más o menos ganas de filosofar y ahondar en los logros y miserias humanas le da por buscar momentos históricos adornados de gloria o pesadumbre para alimentar una idea o un hecho que puede haber o no pasado.
Amenábar realiza su película “Mientras dure la guerra” y es eso, su película, pero ahí andan los historiadores e ideólogos poniendo los puntos sobre las íes, para ver si acierta en el comportamiento de los personajes. El ser humano tiene siempre una gran necesidad de etiquetar, de dar como válido la ideología de un ser u otro.
Parece ser que en el 36 Carmen Polo de Franco salvó a Unamuno de nuestras guerras, y lo hace por ser poeta cristiano, aunque algunos le llamaron hereje al poner su pensamiento entre la religión y la filosofía, y otros no le llamaron ni siquiera poeta, pues llegó a estos honores bastante tardío, pero en cambio Carmen dos meses después no pudo salvarlo de un brasero de carbonilla, con el que según parece falleció por culpa del monóxido de carbono.
Unamuno es tras Cervantes el gran escritor que también moderniza la novela. Unamuno está de moda, no sólo por ese hecho sino por toda una obra dejada para nosotros donde ahora parece que le volvemos a ver la cara con gusto, recordando lecturas suyas del bachillerato. Unamuno nació hace 155 años y sigue vigente en las líneas de su pensamiento, nada dejó en el aire, o sí, porque la duda le acompañaba a la vez que sus personajes tomaban vida, así disertaba sobre educación, filosofía, religión, política, en lugar de una gran arenga de oratoria en Salamanca, que también, prefería una novelita para dejar a sus personajes charlar a gusto.
“Estoy ahora enfangado en una novela pedagógico-humanista (mis niños de 7 y 8 años me ayudan sin saberlo). Me va saliendo un libro doloroso y triste, por bajo lo grotesco. Y tiene no poco de sátira, tal vez hasta dura a menudo. Gran parte de él es un cuento de amor, por primera vez en mi vida es el amor como pedagogo”.
Y éste es el libro que estoy leyendo de Unamuno, Amor y pedagogía, regalo de un poeta amigo, una historia de crisis ideológica del poder de la vida o de la razón, con un diálogo sobre feminismo que echaría chispas a todo el que lo leyera. ¡Ay, Avito y Apolodoro-Luisito! ¡Ay Leoncia y Marina! ¡Ay, la cocotología y don Fulgencio! Ciencia y educación en periodo de crisis de valores, de la vida, del amor de madre y de todo tipo para salvar al hombre. Humanismo total de vida y muerte.
Educación y libertad es buena. Educación y razón es lo que se aconseja pero hay patrones no demasiado naturales. El pensamiento como la política puede ser una ingenua pajarita de papel que Unamuno nos lanza, para que descubramos quién es de verdad el hombre en todas las épocas.