Una plaza de funcionario, que no una plaza mayor de cualquier ciudad tal vez sofisticada, traigo hoy aquí, a que sea leída y comentada, entre otras viviendas psicodélicas. Me refiero a una plaza que, entre cientos de ellas, había que elegir en el resultado final de un concurso-oposición del Estado, de tal forma que hubo una renuncia y la plaza que quedó libre, entre cientos, sin que nadie la quisiera, incomprensiblemente, fue precisamente una plaza en Baleares. Pero son muchas las renuncias ya.
Eso choca en un país como España, ¿por qué cualquier joven licenciado no elige ese lugar para instalarse si es tan bello? Sería uno de los mejores lugares para empezar una nueva vida, tal vez sea este COVID quien tenga la culpa de no dejarnos tomar unas razonadas decisiones.
El trasfondo de este hecho puede estar en los altos precios que están tomando la compra de las viviendas en estas islas, sobre todo en lugares como Mallorca o Ibiza, áticos de cuatro habitaciones por más de millón y medio de euros, chalet de las mismas habitaciones por más de ocho millones de euros, cifras que asustan si son comparadas con las construcciones caras de Madrid… Y todo, porque allí más de un tercio de la vivienda es comprada por los extranjeros a precio de extranjero, imposible hacerse con ellas con sueldo de español, aunque te avalen con hipoteca por disponer de empleo fijo. Eso conlleva que el funcionario español ya sea policía, maestro, enfermero o de cualquier tipo, con plaza fija o no, se resista a vivir allí rodeado de preciosas calas, de una naturaleza paradisiaca, donde las puestas de sol de ensueño animan al turista, de cualquier tipo, a hacer fotografías marinas, pero la realidad es que el turismo modifica su hábitat más pintoresco y eso se sufre desde hace décadas.
Más de una década hace que viajamos por allí siendo conscientes de cómo los alemanes controlaban la calle y el ladrillo balear, ahora parece que también lo hacen los británicos, franceses, incluso marroquís, y es que de este tipo de turismo nadie nos adelanta nada y sí del otro que nos alcanza por el difamado sur de nuestros amores.
El mediterráneo se vende a pasos gigantescos por la costa y no hay empleado que pueda comprar ni alquilar nada allí. Un profesor universitario de economía sugiere, pese a quien a pese, que España debería construir allí miles de viviendas para uso exclusivo de alquiler módico, solo así habría viviendas para todos los profesionales de los servicios básicos.
Y ya que las construyen, que no olviden hacerlas con patios y terrazas, al estilo más español, no es necesario de alto standing, para eso ya están las de los extranjeros, pero sí anti-COVID, por aquello de la vida al máximo de aire libre. Allí se puede vivir así, son islas y climas privilegiados y, por supuesto, que piensen en los jóvenes, porque si no, ¿qué asco de lugares destrozados por el turista les estamos dejando?