Más allá de Calzada de Calatrava se fue un día el poeta y escritor Pedro Antonio González Moreno, como viajero de juventud que necesitaba contrastar los paisajes que la vida nos ofrece, paisajes que vamos adquiriendo a medida que caminamos por la senda del destino y del trabajo. Sin embargo, no se fue del todo de su llanura y de su tierra, pues ésa se lleva dentro por más kilómetros que hagas y carreteras que recorras en tu viaje vital.
Pedro Antonio, el poeta, sabe que el terruño se lleva dentro en los años vividos, aunque él lo haya descrito perfectamente en esta segunda edición y renovada de su obra literaria, adentrada en lo que se denomina la literatura de viajes, recuerdo hace años cuando me dijo que se había hecho viajero buscando todos los rincones y lugares especiales de nuestra tierra, y me llegaron detalles de la dificultad de este trabajo cuasi decimonónico y puede que romántico, sobre todo por la extensión de la provincia de Ciudad Real que no es poca, y bien que lo sufrimos los que tenemos el honor y el privilegio de trabajar en ella, recorriendo distintos caminos de esfuerzo y de gloria, ahora reseñados por Pedro Antonio en su nuevo libro.
Es un viaje lector que puede no acabar nunca, porque los recuerdos te llegan al leerlo como flases del tiempo, por poco que hayas recorrido la provincia, “la tierra que nos parió”, como nos dice el autor, y en los tiempos en que ha salido el libro, hay que reivindicar lo autóctono, que no van a ser siempre otros los que reivindiquen sus tierras. La nuestra, más allá de la llanura, que todos presuponen, es una tierra hermosa y con historia y con poetas que cantan a su vez a sus pueblos y ciudades, luego según la forma en que lo haga Pedro Antonio González Moreno, en que lo hagamos otros si podemos, se nos acusará de localismo o de reivindicación plena y con todo derecho. Ya es hora de que salgan libros como éste de Pedro y que los lectores de aquí, los más próximos al mismo seamos capaces de leerlo para despertar en nosotros el amor, a veces dormido, que nos acecha entre tanto exacerbado movimiento nacionalista, que al parecer es más importante que los movimientos dormidos de otros lugares.
Cuestiona Pedro la conciencia regional, y yo con él, pero sólo hay que pararse en algunos de estos lugares que el autor analiza a conciencia, precisamente, para demostrar que los sabios habitantes de aquí, se ven reconocidos en su geografía, en los lugares que visitan a menudo de su comarca, sin pensar demasiado en otras localidades que les rodean y les acogen, de una forma natural y con un sincero sentimiento de pertenencia.
Comienza la obra con un viejo mapa geográfico del Campo de Calatrava de 1785, comienza la obra también hablando de diversidad, esa gran riqueza de la que gozamos todos, riqueza geográfica, histórica, artística que cita Pedro Antonio en cada frase, en cada renglón de su importante obra ya renovada “Más allá de la llanura” como una utopía tal vez conseguida.