Es curioso como las grandes personas consiguen que su sombra se alargue por encima del tiempo, dejando al descubierto su mejor estela. Es lo que hizo en su azarosa vida el valdepeñero Francisco Creis. Es lo que intentamos para recordar la influencia de este hombre en tierra de viñedos, en el décimo aniversario de su muerte y en el gran contexto vitivinícola internacional de Fenavin.
El poeta de la tierra y excelente conferenciante, José Luis Morales, acompañado del escritor Rafael Morales Barba, ha sido el encargado de mostrarnos imágenes y dibujos realizados por Paco, de hablarnos de su traviesa infancia, de leernos algunos de sus poemas y de mostrarnos un Paco Creis inquieto, ágil, creativo: “Escribía, dibujaba, criaba hijos, creaba empresas…” Y por si es poco, además se monta en La Mancha un templo poético asociado a la poesía y a la amistad que se recordará siempre por quienes nos subimos al Empotro agradecidos. Este “bodeguero del verso”, como lo llama Morales, se echa de menos en Navidad, por regalar sonetos, un soneto al año, que en secreto se juntaron en forma de libro de color del acebo para sorprenderle y sorprendernos.
José Luis y Rafael nos han mostrado las poesías de autores consagrados invitados a la Bodega, ya impresas con aroma de vino en la tinaja, son los Premios Nacionales, que han dado periódicamente fama a la Bodega A7. La de los siete jóvenes amigos que la crearon y de los que, por desgracia, sólo quedan dos, tras el reciente y sentido fallecimiento de Agustín Gil, el gran monaguillo de la ceremonia del vino y la palabra, de carácter afable y acogedor, subido puntualmente al Empotro, justo en el momento en que las emociones se aceleraban y había que poner la guinda del acto. Era el encargado de ofrecer ramos de flores y chispeantes mensajes bien, a la poeta o a la esposa del homenajeado. El mundo de los detalles a veces se recuerda más que las grandes obras, pero aquí hablamos a la vez de grandes obras y de detalles gigantes de amistad y generosidad.
Variados han sido los homenajes póstumos recibidos en estos diez años de su fallecimiento: En Vinícola de Castilla en Manzanares, como Mayoral de Honor en Valdepeñas, en la Asociación Quijote 2000 de Ciudad Real, como Caballero Andante, “de vocación, caballero y de trayectoria, andante”, nos dirá Morales. Quizá es que no sabemos dar las gracias en su momento, parece que nos hace dulzones, pero el tiempo pone a cada persona en su lugar. Después de diez años el mundo del vino se acuerda de Creis y de su cargo al frente de la Denominación del Vino Valdepeñas, para hacerle justicia. Recuerdo la larga entrevista que le realicé en 1990. “Soy un ser solitario, rodeado de amigos que intenta hacer cosas para los demás. Un poco idealista y soñador y con el genio a flor de piel, pero siempre tendiendo la mano…
”El poso de la poesía y del vino se queda con nosotros, Paco estaría orgulloso de escuchar a su hijo Fernando como emociona recitando uno de sus poemas más hermosos referidos al brindis, con una copa en alto, como hermoso es que nos juntáramos sus amigos y familiares y aplaudiéramos su recuerdo.