Te fuiste con tu bagaje interior arcano/ un libro inédito bajo el brazo… Los versos pertenecen al libro Ligera de equipaje. Su autora, Teresa Lozano viene a Ciudad Real, desde Tomelloso, donde el libro ha tenido gran éxito de lectura y público y viaja hasta la capital con su libro inédito. Viene del lugar de la Mancha donde la poesía hace historia en autores como Félix Grande, Eladio Cabañero o Natividad Cepeda, y donde hay otros autores que vienen empujando, como Teresa.
Me permito recordar algunos versos de Félix Grande relacionados con los viajes: Oh madre alucinada, o madre medio loca, princesilla / del martirio, emperatriz del pánico, sacerdotisa / de la calamidad, hormiguita cargada con la piedra / del miedo universal del mundo.
De Eladio Cabañero rescato unos versos de su Recordatorio: Puestos a recordar, hemos venido/ de visita a este mundo insatisfecho. Y sobre Natividad Cepeda, su vuelta a los lugares: Hay carreteras llenas de nostalgias/ que nos envuelven en su paleta de colores.
Pero, ¿quién es Teresa? Se confiesa: De niña soñaba/ De niña construía casitas/ en el enorme patio/ y soñaba con ser mayor./ (…)/ De niña escribía versos/ y soñaba con ser mayor./ (…)/ De niña tuve un sueño/ y no quise ser mayor. Niña miedosa, al calor de su madre: ¡Qué calor el tuyo madre/ ante el gélido cierzo!
Niña o mayor, asustada o miedosa, o nostálgica, se hace valiente para presentar su primer libro de poemas. También articulista, pertenece a la Asociación de escritores de Castilla-La Mancha. Colabora en revistas y periódicos, participa en recitales. Pregonera en 2014 en la Romería de Tomelloso, en la Casa de Castilla-La Mancha en Madrid. Recitadora de Aromas del vino y viñedos, participa en libros colectivos como Almagre Literario, Paisajes literarios de Castilla La Mancha y Viajeros por Castilla-La Mancha. En Viajeros… nos adentra en el Museo donde actualmente trabaja, en el Museo López Torres, con una panorámica, por si somos viajeros.
Conocí a María Teresa en la Facultad de Letras de Ciudad Real, estábamos citados por ManchaArte como escritoras en unas Jornadas sobre edición. Teresa se sentó a mi lado. Cuando vi el libro publicado, presentado por los amigos escritores José López Martínez y Natividad Cepeda me alegré mucho por ella. Y cuando me pidió presentarlo, no lo dudé, la primera opinión es decir de él que es un libro que se lee con agilidad, aunque es muy profundo en la expresión de sus mensajes. Para la presentación nos hemos servido de la palabra y de unas maletas a modo de atrezo que nos ayudarían a viajar por sus páginas. Sólo es un intento metafórico de completar el equipaje del que Teresa asegura que es ligero, y así preparamos el viaje.
Lo edita Letrame y no es nada ligero en sus 31 poemas. Lleva una cita del poeta Vicente Aleixandre sobre la luna. Lo dedica a sus hijos Ricardo y Almudena, y a su marido. Lleva un precioso prólogo de José López Martínez. Se divide en tres partes, yo diría infancia, amor y nostalgia, toda una vida.
En la primera parte de su libro, Teresa se siente aprendiz de poeta, es en donde se define con poco equipaje. No es así el de los versos dedicados a su retrato de infancia, es más extenso y es donde la ternura de amor de pan y azúcar se mezclan con los juegos infantiles. El amor a su madre se combina con el correr de los años: (…)/ Veré en el espejo tu primigenia imagen/ que será de nuevo dorado albor/ en esas horas de mí hoy sin ti;/ extraño viaje / (…)
Teresa se nos presenta un poco rebelde en lo de aceptar el tiempo, quiere dar la vuelta al mundo para así cogerlo, que no sólo sea recuerdo. Nos lleva de viaje a la luna que cuenta silencios, se lleva los arcoíris, y se fija en los eclipses persiguiendo sueños.
En la segunda parte nos habla de la sed del amor, y de nuevo los viajes se hacen latentes. En la tercera parte se acompaña de una cita de Antonio Machado referida a lo que dejamos en las calles conocidas y viejas en nuestra vida, cuando en realidad es nuestro tiempo el que dejamos. Son los viejos instantes, las pérdidas, las ausencias y las certezas de que el hombre está solo. Si acaso los silencios son los que le acompañan: En su vieja maleta ya no cabían/ más distancias ni silencios.
Queda la añoranza y convocar al tiempo, sin olvidar la orfandad que nos queda de los días eternos. Cada una de las tres partes están ilustradas por Almudena Becerra, profesora y licenciada en Bellas Artes, aparte de ser su hija.
La bella portada del atardecer, el firmamento de estrellas, la planta de calas y hojas y el precioso edificio del Mercado de Valencia son muestra de su buen hacer. Almudena tiene varios premios y exposiciones colectivas e individuales, ganó un premio de pintura que le sirvió para felicitar las fiestas en su pueblo, basado en la Fuente El Lorencete, además ha participado en el curso “Maestros de la figuración” con su paisano Antonio López.
Quisieron estar con Teresa, con Almudena y conmigo cuatro poetas, vinieron con sus propias maletas cargadas con pequeñas sorpresas, entendieron a la perfección la performance.
Vino Charo Bernal pisando de puntillas y reflejándose en los colores más didácticos de celeste y violeta, regalando la luna en su maleta.
Vino José Manuel Serrano cargado con su libro y sus cinco rosas, ¡casualidades!, dentro de su maleta había una flor y un libro con poemas anarquistas secretos. Vino Diego Farto con su saudade gallega y todo el gran universo en la maleta para iluminarnos. Y vino Eusebio Loro, el pintor-poeta, con su muro cervantino del Silo almagreño y otros murales espectaculares elaborados con pincel y silencios.
Después disfrutamos de una, ésa sí, ligera cena pero muy amigable, recordando los poemas de Teresa alrededor de las mandrágoras y enredaderas. Lean el libro.