Dieciséis sumillers de la palabra

Grupo de poetas Oretania.
Exposición ‘Vinum vita est’. Museo de Ciudad Real.

Convocados por el Grupo Oretania, poetas de distintas localidades de la provincia loaron este miércoles en el Museo de Ciudad Real las cualidades de un alimento de cuerpo y alma como el vino, producto “muy manchego, mediterráneo y europeo” que protagoniza la didáctica exposición ‘Vinum vita est’.

En el marco de esta muestra sobre la larga y fructífera historia de la vid y el vino en la región y con el también escritor Luis Romero de Ávila como maestro de ceremonias, dieciséis de los veintidós autores que participan en el libro ‘Palabras de Vino’ del IX Encuentro Oretania de Poetas recitaron poesías de estilos muy diversos. Tras la intervención del director provincial de Educación, Cultura y Deportes, Francisco Navarro, que recordó cómo ya Sócrates indicaba que este producto “hidrata y suaviza el alma, adormece las preocupaciones y revive nuestras alegrías”, mientras que Séneca recordaba que “el vino lava las inquietudes, enjuaga el alma y cura la tristeza”, la autora ciudarrealeña Elisabeth Porrero inició el recital elogiando la labor del enólogo como “alquimista de vida” y “artesano de sueños” para la obtención del mágico elixir, además de retratar las puestas de sol con los mismos colores del vino, el rojo y dorado.

Por su parte, Manuel Muñoz Moreno, de Argamasilla de Calatrava, habló de los dioses que hacen posible el bendito vino, el misterio de la verde pámpana en el estío y la sabiduría de los predecesores, siempre calculando cosecha y riesgos, que lograban que cuajasen, crecieran y bailaran gajos y racimos. Posteriormente, la valdepeñera Teresa Sánchez recitó ‘El reposo del tiempo’, donde compara los racimos de uva blanca con “manojos de estrellas y los soles de las negras, de la noche, son sus perlas”, y deleitó con la sentida descripción de su localidad de ‘Regálame tu asombro Valdepeñas’.

Entre los grandes poemas de la velada estuvo ‘Soy de la espiga’, de Alfredo Sánchez Rodríguez, de Castellar de Santiago, que conmovió con la fidelidad, confesión y perdición de ‘Al amor del vino’; mientras que Isabel Villalta, de Membrilla, estrenó ‘Celebración’ sobre la muestra que como espejo de la historia refleja la estrecha vinculación de los manchegos a un producto que es elixir de dioses y provecho de estas tierras. También se pudo disfrutar con el ‘Canto al vino de Valdepeñas’ del daimieleño Manuel Mejía Sánchez-Cambronero; ‘Los aires limpios de tu voz secreta’, de Pilar Serrano de Menchén, de Argamasilla de Alba; y la ‘Balada de la Sierra de Francia’, de Martín Gómez-Ullate, entonada por su madre, María Antonia García de León, que recitó, a su vez, obras propias como ‘Llámalo clásico’.

Nieves Fernández, de Almagro, tomó el testigo para ofrecer un bienaventurado ‘Brindis’ y recrear la alegría del reencuentro con el sabor manchego en el extranjero con ‘Bebiendo un vino fuera’; Natividad Cepeda, de Tomelloso, describió la emocionante recreación de embriagadoras vivencias con su ‘Brindis con vino y acordeones de recuerdos’; y Tomas Megía, de Valdepeñas, brilló con la desvencijada experiencia del amor-desamor y la soledad-compañía con el abrazo a una botella de vino como testigo.

Otros alicientes de la velada fueron escuchar recitar sus propios poemas sobre el vino a Antonia Piqueras, de Villamanrique, que elogió en su poesía el trabajo del enólogo; y Diana Rodrigo, de Miguelturra, que transmitió con gracilidad el enigmático influjo del vino; así como a Juan José Guardia Polaino, de Villanueva de los Infantes, autor del prólogo ‘Palabras de vino’, y al propio Luis Romero de Ávila, de La Solana.

Los participantes en el recital y Julio Criado, responsable de Ediciones C&G que publicó ‘Palabras de vino’, recibieron como presente un vaso elaborado por Alfar Arias y todos los presentes en el encuentro participaron en una degustación a cargo de Vinos La Encomienda de Valdepeñas, cuyos responsables, José y Gregorio López de Lerma, presentaron dos caldos de alta gama y corte moderno como ‘Oretano’ y ‘Orissón’, elaborados con uva criada en una parcela próxima al Cerro de las Cabezas situada en una ladera escarpada.

(Fuente; A.Ruiz  http://www.lanzadigital.com/)

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