El dolor de la realidad se muestra en el arte con la palabra, el color, el proceso, la mirada del artista, de todo artista… El pintor Pedro Cano, acreedor de la medalla de Oro al Mérito a las Bellas Artes 2022, no podía ser menos, y muestra su arte en el Centro Cultural madrileño Casa de Vacas hasta el 22 de octubre.
Su realismo le lleva a situarse en sus 75 años a comprender que su obra empezada, por terminar y por exponer, por numerosa y por lo que los proyectos encierran, no podrá ser expuesta quizá en vida y decide aglutinar, como si de un escritor de lecturas atrasadas y escrituras se tratara, siete trípticos a los que estima que sí producirá, nosotros así lo deseamos y así sea en la Fundación que lleva su nombre, en Blanca (Murcia). Basándose en estos siete trípticos tomará el nombre su última exposición: siete.
En el Museo de su nombre, en Blanca, se disponen cuatro plantas para ordenar sus pinturas por categorías: mediterráneas; óleos cronológicos, comenzando desde el primer cuadro de su infancia (Almendros), o el primer retrato de su madre en edad juvenil del pintor; por otra parte, obras en papel, sobre todo relacionadas con Cuaderno de viaje), maravillosas acuarelas de distintas ciudades junto a otras acuarelas transparentes de flores y apetitosas frutas. La última de las plantas está dedicada a exposiciones temporales particulares que van a ser seleccionadas, y solicitadas vía online por los pintores que lo deseen.
Ante tanta actividad museística nos encontramos con un apartado especial, el de los socios benefactores del Museo que con pequeña cuota estarán informados de lo que concierne y organiza el Museo, tanto del artista ensalzado como de otros eventos culturales interesantes.
Pero no es sólo el Museo o de Blanca, ciudad ya hermanada con la italiana Anguillara por las raíces vitales del pintor con ambas ciudades, incluso el pintor se atreve a crear un diálogo especial con la ciudad de su nacimiento, Blanca, y otra ciudad italiana más donde le han llevado sus famosos cursos de acuarela, esa ciudad italiana es Matera. Las ciudades de Italia visitadas o en las que ha residido tienen la particularidad de ser piedra, de estar excavadas en ella, es cuando el pintor toma la piedra y le da vida, una vida cercana a la naturaleza o al drama de la existencia.
Y algo así ocurre en la exposición SIETE, los personajes en blanco y negro nos intimidan, nos recuerdan a otro pintor, al manchego Manuel López- Villaseñor. Ambos hacen una llamada al tenebrismo, a la pintura metafísica, tomando lo esencial del ser humano. Sorprenden los cuadros de la serie “Cargos”, donde adultos cargan con adultos a la espalda como si fueran fardos, anuncian que el ser humano es ser humano para el hombre, o todo lo contrario, y aparece el dolor. Gran dolor, gran exposición, gran pintor y gran obra del murciano Pedro Cano.