Que elija el apellido el funcionario

En este verano caliente, aún no empezado, se adivinan conflictos de intereses familiares y filiares con mucho lío. Si en los tres primeros días de vida de un hijo no se ponen de acuerdo entre el padre y la madre sobre el primer apellido que llevará el niño o la niña, el funcionario del registro decidirá el apellido que le pone al bebé, siempre, claro está, pensando en el “interés superior del menor”, es decir buscando el mejor y mayor beneficio para el infante. El funcionario decidirá lo que le será más beneficioso a un bebé que no conoce, por aquello de que todos los bebés son o parecen iguales, llamarse López o García de primer apellido, llamarse Borbón o llamarse Ortiz por poner dos posibles ejemplos.

A pesar de la nueva ley ya aprobada en 1999, pero reformada ahora por temas de igualdad, ya es posible poner en primer lugar el apellido de la madre aunque no haya acuerdo entre los ascendientes directos de qué apellido se llevará que adorne a un nombre con posibilidad de haber tenido también polémica en su elección.

Puede que durante muchos años ese interés superior del menor sea tomar la inercia y ponerle el apellido del padre como se hizo siempre, pero es posible que según su humor los funcionarios tomen las riendas del orden alfabético, lancen una moneda al aire para elegir el apellido más bonito y que mejor suene según su ética o estética. Otra posibilidad es que el empleado consulte las estadísticas para poner el apellido menos común y más original.

A pesar de la polémica que traerá la reforma, con su abrir puertas a la madre, que en definitiva es la que se queda dolorida y hecha polvo en la clínica, mientras el padre pasa el requisito legal con todo el orgullo de pasear su primer apellido por los despachos del Registro, las madres españolas no debemos quejarnos, ya que el apellido materno desaparece en EEUU y en Reino Unido, a pesar de que la madre da a luz, su apellido se apaga por injusticia de una única nomenclatura.  

En cualquier caso habrá polémica y no sólo los padres meterán baza, sino también los cuatro abuelos, por no decir los padrinos o tíos. Recuerdo a mi abuela orgullosa al decirme que eligió el nombre de Eloina para una ahijada suya, porque así le dejó la tradición aunque fuera poco común y único en el pueblo.

No sabemos lo que puede ocurrir en un país como el nuestro acostumbrados los papás a ir siempre en primer lugar en cuestión de apellidos cuando se les relegue al segundo, por  elección de la madre o del funcionario que le toque en suerte.

Creo que no han pensado bien que es el fin de los árboles genealógicos, y que se avivan las telenovelas con hijos falsos que aparecerán por los rincones, habrá más pánico en las herencias. Y es que las familias cambian ahora que es una barbaridad. La nueva ley reformada del Registro Civil hará pensar en la no propiedad de los hijos en una sociedad patriarcal que desaparece, no importa acentuar tu origen, pinta, ralea con primacías de varón. Ya es de justicia.

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