Jesús Millán, la interminable linea paralela

Es argamasillero del lugar de La Mancha, la del Alba,  y manchego por los cuatro costados, pero un día se enamoró de la ciudad de Almagro y ahí se quedó en ese ambiente bohemio que caracteriza a ambos, al pintor y a la ciudad con toda la belleza y adicción de los sentidos, de lo que debe ser la vida en creación.

Desde los doce años pinta de un modo obsesivo y recreativo, estudia pintura en Madrid, ahí descubre los conocimientos básicos de delineación, sus primeras líneas paralelas, es lo que sabe hacer, aun cuando después sea empleado de banca, oficio que abandonará porque si bien le daba dinero y entre él estaba, no le aportaba la vida deseada.

Su paralela vida creativa lo lleva a Andalucía, a Cádiz, al Campo de Gibraltar, y a impartir clases de pintura que muy recientemente ha rememorado con AMFISA en Almagro en el último año, porque a aprender se aprende pintando, como todo en la vida es práctica paralela de un oficio. Y crea Jesús Millán hasta dejarse la salud, que se la deja en los pinceles y lienzos, al pasarse las noches pintando en esa soledad que sólo da la noche, sólo la conoce quién la pasa en blanco en su vida paralela, creando, al margen de la vida diurna que siempre pasa y pesa.

Acaba de llenar todo un Espacio para el Arte Contemporáneo de Almagro, en la Sala del Hospital de San Juan de Dios, decenas de sus obras se mezclan en tamaños y en tiempos medidos, dos meses estarán abiertas sus líneas paralelas al color y a la mirada.

Al no poder ir a su inauguración, nos pasamos otro día para descubrir ese caos pictórico que no lo es tanto, aunque ni los títulos de las obras ni el orden acompañen a lo que la vista nos quiere descubrir del pintor que soñaba con exponer en la ciudad que habita y que por motivos varios no pudo realizar con más premura, ¡ay, ese carácter!, su carácter, le acompañará siempre, es lo paralelo que se cruza en nuestros caminos, inevitablemente.

Sus cuadros son figuras del color de la vida que se introducen en la propia vida para ofrecernos unas formas cargadas de color: ocres, azules, doradas, variadas en sus formas, paralelamente elípticas y curvas.

Las líneas paralelas de Jesús Millán pueden ser escurridizos tejados de la infancia, o bellos bosques que nos hacen perder la calma y el desasosiego, o pueden ser los cabellos de las féminas que retrata de forma tan natural y expresiva, figuradamente expresionista, tan característica de Millán, tan paralela a la vida que sus cuadros prometen. La mujer, siempre la mujer pintada como un beso que recibe y que el hombre nunca espera, que diría jocosamente. Es la pintura de un gran artista y en Almagro la han recibido ahora, tras años de espera. Y es que no siempre el arte va unido a lo correcto y objetivo, y se mezcla con otras subjetividades que nada tienen que ver con lo pictórico pero que son paralelas. Enhorabuena.

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