Subí al Empotro con miedo y más vergüenza. En mis manos llevaba un haz de folios con poemas desordenados de parte de mi trayectoria y juvenil obra poética. Al llegar al micrófono las palabras me salían a borbotones, otras veces calmadas, otras sinceras, emocionadas o con memoria fresca.
Frente a mí, por primera vez mis padres en un recital de su hija. Las emociones también al rojo vivo. Recuerdo un señor, que me miraba con interés de hombre bonachón, algo paternal, o profesional, bondadoso, empático; en cualquier caso, lleno de simpatía.
Agarraba un bastón elegante con fuerza en sus manos a modo antoniogala. La perilla y el bigote, le daban un aire romántico y decimonónico, como recién salido de una tertulia literaria madrileña. Y allí residía con esa mirada de postal en blanco y negro.
Se me fue quedando su mirada de ojos oscuros grabada, a medida que recitaba los versos, se los lanzaba con timidez y valentía al público, con sus ojos me cruzaba en ese templo poético construido por la Fundación de los 7 Amigos de Bodegas A7, “Desde el Empotro”. Allí subían de cuando en cuando los poetas con Premio Nacional español reconocido a recoger su otro premio, el homenaje de Valdepeñas. Luego llegarían momentos vividos, repetidos por grandes poetas españoles, anécdotas de todo tipo, durante décadas. Valdepeñas me adoptó como joven poeta, “Vino Joven” y me dejé adoptar. Después llegó Cántiga, y por aquello de que el gran número de poetas incluidos en la obra era importante, me hizo cometer una torpeza, mira por dónde la torpeza se fijó en el apellido de su nombre.
Hoy me entero que Emilio Ruiz Parra ha muerto. Sabemos de sus muchos años, pero eso no quita tristeza ni dolor. Emilio se va en una Semana del Libro lluviosa y primaveral. Tiene en su haber “Poesía reunida” publicado por la editorial Vitruvio. Ahí está su obra publicada a los largo de su prolongada vida. Una vez escribió con cierta sorna un poema premiado en el XXXV Certamen Poético Vicente Aleixandre. Es un poema de menos de cincuenta versos titulado “Los otros libros”. En él se defiende de ellos por estar en los distintos muebles de la casa, no solo en las estanterías, también en las mesas, bajo la cama, en el piano… “Confieso que los libros / han terminado siendo mi peor enemigo. / Me asaltaron la casa, y han llegado / a hacerla inhabitable. / Comenzaron / apareciendo mansamente: yo mismo los traía, / bajo el brazo, amoroso, y los dejaba / encima de la mesa…”
El artista Pepe Galanes lo convenció para estar en sus fotografías colectivas de “Poetas en luz ambiente”, https://pepejgalanes.com/emilio-ruiz-parra/ también lo podemos escuchar en el proyecto internacional Fonoteca, https://fonotecapoesia.com/emilio-ruiz-parra/
“Yo, que contraje la poesía/ a la temprana edad de diecisiete años,/ no he podido curármela”.
Siempre con su mirada y su voz franca, siempre con su profesionalidad y humanidad a cuestas, siempre con su querida Franca.