Nos congratulamos de que la Asociación de Periodistas de Ciudad Real premie con insignia de oro a la periodista Pilar Muñoz, del Diario La Tribuna de Ciudad Real.
Conocí a Pilar cuando ambas fuimos seleccionadas junto a una veintena de jóvenes, como azafatas en un antiguo Congreso de Historia auspiciado desde la Delegación de la Consejería de Cultura y la Universidad de Castilla-La Mancha, ahora con mil recuerdos. Las chicas vestidas de blanco y rojo, como nuestra bandera, nos afanábamos con todo detalle para que las conferencias, ponencias, visitas de congresistas, viajes culturales, exposiciones, museos, aparatos, etc., estuvieran preparados en las mejores condiciones técnicas y de comodidad, según indicaciones de expertos y responsables públicos de la organización.
Mucho se echó de menos aquel Congreso sobre nuestra historia, no solo porque su logotipo en papel timbrado en la carpeta que nos dieron nos acompañó durante un tiempo, sino porque ese Congreso fue prueba de fuego para muchos de nuestros paisanos gobernantes. Se demostró que la cultura castellano-manchega se movía en Ciudad Real a paso rápido, y se hermanaba con la de otras provincias de la Comunidad. Al margen de la notoriedad cultural de aquel momento, Pilar Muñoz fue una de las primeras compañeras que supo que había una joven azafata embarazada que traería al mundo al llamado “niño del Congreso”, así nombrábamos a mi hijo recién nacido, y Pilar junto a otra compañera visitaron al niño para agasajarle y él responder con pis de bienvenida provocando risas alborozadas.
Después coincidí con Pilar Muñoz en las Iglesias de Ciudad Real, había prisa por tomar el pulso a la Cultura, como primera disciplina transferida en Castilla-La Mancha. Llegaron esos imponentes conciertos de música clásica orquestal en san Pedro y en la Catedral, curiosamente luego no volverían a celebrarse. La música llenaba nuestros templos y ahí estaba otro pequeño grupo de azafatas de tierra para servir a los melómanos de la tierra.
Y volví a coincidir en el Diario La Tribuna con Pilar Muñoz durante muchos años, cuando ella se convirtió en una gran profesional de la pluma y otras tomábamos el rumbo de la educación, la escritura, la docencia, con columnas de opinión como esta. Pero siempre Pilar ha estado ahí, con la dulzura que propaga su santo patrón del periodismo, San Francisco de Sales, quien dicen escribía folletos clandestinos y los metía por debajo de las puertas por la noche.
El 24 de enero el santo le concede una insignia de oro por los inmejorables servicios periodísticos prestados, una lista de servicios destinados primero a la cultura y después a todo lo concerniente a la ley y a la justicia, con la valentía y humildad que caracterizan a Pilar. Dicen que el santo patrón destacó por su paciencia, calma y tranquilidad, por su afabilidad, y fue escritor prolífico, como Pilar cuando trabajó desde los primeros tiempos en La Tribuna con distintos directores, empresas, compañeros, siempre con una total profesionalidad, con oro escrito.