La poesía viaja actualmente por la red como nunca, no sé si se han dado cuenta, fluye a través de las pantallas sociales y se resiste a ser minoritaria. Esa palabra debería estar prohibida para ser rimada, porque no es cierto que la poesía sea la expresión de un género pequeño o pobre, todo lo contrario, se convirtió en un género rico expresivamente hablando, como le corresponde, y se generaliza y se reinventa entre los lectores sean o no poetas. Una vez que ha sido papel de libro, o sin serlo, nos aparece en marzo con su fecha de veintena y aroma a hierba, y está de enhorabuena para poder ser utilizada con esas funciones que le hemos dado a lo largo de la historia. Versos amorosos, de celos o despecho, relativos a la naturaleza, a la mujer, a la épica, a la historia o directamente dedicados a la injusticia, a la desgracia, a la experiencia, al misterio, a lo cotidiano o a grandes temas como el amor, la vida, el tiempo o la muerte.
Siento que nos rodea aunque no se reconozca, se cuela por los soportes digitales y de plasma, por las páginas de cualquier materia, nos entra por los ojos, nos revive, voy a poner ejemplos de ayer mismo, es lo que puede dar un Día Internacional de la Poesía en unos segundos. Y todos son poetas.
La coincidencia de fechas hace afirmar a Fernando López Guisado que como poeta celebrará el Día del Síndrome de Down y Nemesio de Lara homenajea en el mismo lugar a esas personas. Pero al margen de los días especiales, la poesía vive y revive sin que nos lo propongamos. Ana Bella prepara sus poemas con música para un concierto acústico. Elena Peralta lee poemas con los internos de la cárcel. Guadalupe Grande, hija de poetas, comparte la obra de Diego Jesús Jiménez a través de un blog y ahí mismo, Carlos Morales de la Editorial El Toro de Barro, lo aplaude.
Antes de proseguir, he de decir que no abastezco a leer poemarios en formato de libro y he de seleccionar porque se me han acumulado, anteayer mismo me llegó el Premio “Ciega de Manzanares”, muy buena pinta tiene “Peligro, perros sueltos” de Jesús María Cormán.
Pero hay más, son instantes poéticos que nos rodean, Manuel López Azorín cuelga sus versos del Romancero Flamenco, Paco Caro nos descubre al peruano Watanabe. Juan José Alcolea y Ana Garrido escriben a cuatro manos sus “Calendarios dispares” con Antolín Amador como presentador. Huerga y Fierro fotografía treinta libros de poemas como ramillete de papel y Mª Luisa Mora comparte un árbol colorido con la fecha que nos une. Felipe Benítez nos regala un poemita mínimo, Enrique López Buil se etiqueta en una foto alusiva a Bécquer y Ediciones de la Torre lo celebra con un poema de Manolita Espinosa; luego llega Julio Romero Tera y nos introduce de lleno en Naciones Unidas con un tanka amétrico de mujer madura, Manuel Juliá nos ofrece “El sueño del amor” de su trilogía y 229 autores se atreven a entrar en una antología donde, “En legítima defensa”, se autodenominan “poetas en tiempos de crisis” pero acuerdan no hablar ahora de flores del almendro, se han perdido derechos y los poetas lo sabemos, se podría formar una generación o un movimiento.
Aquí, en dos días Guadiana recita en “Lunes musicales” y en ocho se presenta la antología para niños “Este sol de la infancia”. Casualmente, en esta fecha he terminado mi nuevo poemario, pero todos me dicen que escriba narrativa porque la poesía ya se sabe, no se lee, no se compra, es mentira, nos rodea maravillosamente.