Menuda se ha liado en los medios de comunicación y otros foros con los cambios de temario para maestros y profesores. Ya hace años que se sabía que los cambios estaban al caer, pero no era lo más importante ni lo más preocupante; lo importante no eran unos temas numerados y agrupados de manera más o menos extensa, que has de preparar en cada oposición, aunque antes los hayas suspendido o incluso superado. Lo importante era más bien el sistema de acceso que se generaba de consecuencia y las listas de interinos que se formarían, facilitando el acceso de los más jóvenes o por el contrario de los más experimentados, independientemente de las notas conseguidas. Es decir, aquí habría que hablar de distintos exámenes y pruebas, estar listo para las difíciles eliminatorias y encerronas, para una preparación totalmente distinta, para unos opositores que pueden acercarse en la memorización y preparación a los ochenta temas y a los mil nervios anuales o bianuales.
Sorprende, y no lo digo yo, lo dicen los expertos docentes, interinos o no, con plaza o vacante adjudicada o sin ella, que ni los políticos ni los medios de comunicación han estado a la altura para comentar y defender o condenar este cambio que ya se hizo en noviembre por un ministro y que ahora en febrero es cambiado por otro, y que ambos lo hacen sin dar explicaciones ni a los expertos que saben lo que significan estos cambios, ni a los docentes, ni a comentaristas de prensa, radio y televisión cuando muchos de ellos son preguntados en tertulias de actualidad ofrecen el “no sé mucho de este tema” sin despeinarse un ápice sus mechones de expertos y expertas comentaristas de actualidad que quizá opinan estupendamente de otros temas pero que de las dos horas cargadas al profesor y de los nuevos o viejos temarios y de educación no saben nada.
Las academias y los preparadores viven de ofrecer la redacción de los temas, conjuntamente con la formación dada a los aspirantes para profesor de carrera, aunque sean profesores desde hace años, pues ese suele ser el perfil del profesional que se examinaba cada dos veranos por falta de plazas. Así, se conocen las reglas con la suficiente antelación para que con esa preparación especializada dé tiempo a conseguir el objetivo con unas normas determinadas. Bien, pues lo que han hecho es cambiar las reglas y normas de juego dos veces en unos meses. Lógico que los aspirantes y preparadores, que son más de sesenta mil, estén molestos y mareados por los vaivenes educativos que el presente y el futuro les depara. Si ya me lo decía mi profesora de pedagogía, si hay algún problema en la sociedad, generado sea por quien sea, educación pagará las consecuencias, tenía razón. El temario restablecido está claro que beneficiará a unos aspirantes y perjudicará a otros, pero ese es otro tema.