Nos han llamado de la “luz”, la empresa tenía un nombre pero se liberalizó y bautizó de nuevo. Nos dicen que debemos cambiar el contador. Ni consumo estimado ni nada, parece que es voluntario con ganas de ser obligatorio, eso sí puedes negarte, pero si te niegas quedará constancia, además todos tus vecinos lo hacen, y ¡qué miedo da esta empresa!, así que tomas la luz y consuelo de muchos… No, creo que el refrán no era exactamente así. No acabas de fiarte de lo que te explican, te aseguran que el aparatillo es tan inteligente que a distancia sabrá lo que gastas de luz en casa, será tan astuto que escribirá una factura muy detallada y clara, no como las otras emitidas en los últimos doscientos años, que no había quién las entendiera.
Sabes con seguridad que contribuyes a que se pierdan puestos de trabajo, ya le teníamos afecto primero a ese cobrador, después al operario que tomaba lectura; ya no estarán por las calles con sus bicicletas o motos apoyadas en la acera de las casas poco inteligentes, una contrata les hace ahora cambiar el aparato de todas las viviendas y sustituirlo por uno nuevo de sabias prestaciones. Pero, ¿de verdad es tan sabio?
Muy inteligentemente nos dicen que un frigorífico gasta el 30 % de la energía consumida de una casa y ahí no hay forma de ahorro inteligente, debe estar enchufado sí o sí para ser efectivo con los alimentos. Una televisión, el 13 % y ahí sí podemos comenzar a ser algo inteligentes y tenerla más apagada de lo que la tenemos. Una lavadora gasta igual, pero si la ponemos por la noche nos ahorraremos algún centimillo por colada.
Si mantenemos los aparatos enchufados durante la noche eso repercutirá en la temida factura de la luz en un 10 % de gasto, mejor será poner “ladrones” con interruptor de paso de energía que permita apagarlos. Todos estos datos pueden marear pero la realidad es que hay un Real Decreto del año 2007 que obliga a las iluminadas empresas que dan luz a sustituir los contadores antiguos por otros más listos donde no será necesario ni colocarlos en la calle para ser revisados, ni esperar a que venga el operario subido en su velocípedo. Hasta el 2018 se puede hacer el cambio pero desde ya se puede tarifar muy instruidamente y “telegestionar” nuestro gasto de energía con un dispositivo electrónico que estará conectado a otros dispositivos como por ejemplo a una wifi interactiva.
Así, empresa y consumidor se pondrán de acuerdo para gastar lo menos posible, como debe ser, todos muy considerados con el ahorro de energía, mejor gastar luz a las tres de la mañana aunque los vecinos se desvelen con los centrifugados intempestivos de la lavadora. Las mentes pensantes de la energía se preocupan de ponernos la mejor tarifa a la hora de dormir, aunque también habrá tarifas distintas para el fin de semana, o para la segunda vivienda o de vacaciones.
Pero cuidado de gastar luz, a las dos de la tarde es la tarifa más cara, la comida se hará antes o después pero nunca a esa fatídica hora, la paranoia puede ser generalizada sobre todo a partir de 2018, si nos obsesionamos con consumir en hora o a deshora. Lo peor es que después de tanto cambalache de contadores y horarios tal vez nos ahorremos un euro mensual en la factura. Pues sí que van a ser inteligentes.