Alma es el título de la última exposición que estará hasta fin de mayo con sus óleos colgados en el Museo de Elisa Cendrero de Ciudad Real. El tríptico lleva un retrato en su portada que nos anticipa el resto, una niña con trenzas, yo diría que es ella misma, Teresa Serrano, con su mirada eclíptica, anteponiéndose a su futuro con una mirada curva de gran recorrido, tanto en el plano personal como en el profesional.
Por qué entonces utilizar el apellido Serrano, la valentía de sus muchas obras y menesteres hace que Teresa no le tenga miedo a nada en el mundo de la expresión. Esa valentía nos la explica y firma con su tercer apellido, debo decir que en esa obra nos hemos quedado muchos a medias, ella no, Teresa es valerosa, y como pintora utiliza el segundo apellido de su padre, el primero de su abuela paterna, para demostrar alguna historia familiar que seguro habrá. La hubo cuando montó una mercería y lencería familiar adaptándola a los nuevos tiempos en las redes sociales, con una Teresa plena de sensualidad y feminismo del bueno, del que advierte pero respeta en igualdad, aunque vocee y grite para que el mundo entienda a la mujer y pare los agravios que le hace, los golpes que le da, los asesinatos que comete, y Teresa avisa de una forma creativa a golpes de sujetador, de corsés atrevidos y modernamente extravagantes. Por ahí están sus obras y desfiles, donde ella se expone con su cuerpo, para dar énfasis a su mensaje, a sus bordados y performances.
Pero Teresa Serrano hoy aquí es pintora, como antes ha sido poeta, novelista, actriz, fisicoculturista…, y como pintora, desde 2011 expone en distintas salas de Ciudad Real, Madrid y Bilbao.
De cualquiera de esos mundos diferentes de expresión donde se unen cuerpo y literatura destacamos su estilo de vida, su incesante búsqueda del equilibrio, y su fuerza mental que a todos nos sorprende tanto en lo literario, como en la docencia y en la plástica.
Alma se compone de una magnifica serie de retratos de menores, la mayoría niñas, que antes han podido ser fotos de esos mismos niños en su país de origen. Porque Teresa igualmente es viajera, viajaba lejos donde se podía y cuando se podía. Diría que Teresa Sánchez Ruiz Serrano ha ido dejando su infancia en cada uno de esos retratos que hoy cuelgan en la exposición del Elisa Cendrero. En cada mirada de niña o niño, hay un mundo de expresión, consiguiendo que con sus ojos nos digan cosas, porque también la infancia está vapuleada. Las niñas asiáticas nos interrogan, las indias nos hacen preguntas, las africanas se adentran en nuestros iris con todo el expresionismo que Teresa Serrano nos ofrece. Ella es alma generosa, mira de frente, cara a cara como sus modelos. Parece niña, incluso me dirá que yo también soy niña, lo que ocurre es que el mundo de la infancia la rodea en sus pinceles.