Estar contento y complacerse en la posesión de un bien es una de la primeras definiciones que nos encontramos sobre la felicidad, pero hay más, la felicidad es algo subjetivo, puede ser que una buena puesta de sol sea suficiente para ser feliz, de momento, y que otras pequeñas cosas nos hagan felices, como por ejemplo estar enamorados, reír y oír reír, (nada como la satisfacción de una risa contagiosa), un correo electrónico, un mensaje, una llamada, un sueño logrado, pero también ganar algo, ir de la mano de un niño o de un abuelo y recibir o dar un regalo, todos esos son motivos para estar momentáneamente felices. El gran mundo de las pequeñas cosas que decía Groucho Marx: Un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna… Sean grandes o pequeños los motivos que nos hacen estar alegres, nos sumimos en un estado emocional que nos deja cerca de conseguir una meta, una paz interior y que la gente alcanza no siempre con grandes bienes.
La felicidad la ha estudiado la filosofía, la psicología, la sociología, la antropología y actualmente hasta la ONU geográficamente hace sus experimentos y actos para difundirla como algo bueno, sano y barato. Dicen que este siglo XXI es un siglo emocional, no está de más dar importancia a la felicidad que es la meta que perseguimos todos los humanos y que, pese a todo lo negativo, puede mover el mundo. Tanto es así que hay un país que se ha preocupado tanto por la felicidad de sus habitantes como del producto interior bruto, y hace una encuesta donde sólo el 3% de sus ciudadanos, no son felices, es el Reino de Bután, situado al sur de Asia, entre la India y China. Es un curioso país donde llegó la televisión hace veinticinco años y donde por motivos ambientales hace diez años que se prohibió el tabaco, además tiene una tasa de analfabetismo del 43%, y ríanse del Informe Pisa, todos felices.
A instancias de este país, en marzo se celebra desde hace dos años el Día Internacional de la Felicidad, en 2014 se ha elegido una canción como banda sonora oficial del alegre día, es Happy, de Parrell Willians, una canción en idioma inglés que te sube el ánimo aunque desconozcas la letra, que habla de amor, verdad, luz, sol, querer algo, no hundirnos, no malgastar el tiempo, aplaudir y conseguir una alta autoestima. La ONU entiende que la felicidad es una meta subjetiva del ser humano, pero se sirve de esta canción para que el mundo sea feliz y lo demuestre bailando. Así, en varias páginas web el proyecto felicidad como le llamamos al movimiento Happy es imparable, todos lo imitan y quieren formar parte de este video clip gigantesco del planeta, y es que teníamos los medios, nos faltaban las ganas; un móvil, un ordenador, los oportunos permisos que mucho se agradecen y a salir con la felicidad y alegría al mundo. Mi hermana me lo propone y ya tenemos el videoclip del Movimiento Happy de Almagro. Está haciendo furor en las redes.
Pese a los problemas, la geografía se une alegremente y sin distancias, no debería luchar en escenarios con armas; disparar canciones puede hacernos felices en todo lugar. Lástima que siempre hay un metepatas en el mundo que lo fastidia todo, individuos que no quieren oír hablar de felicidad, no como los butaneses, habría que mandar allí a tanta gente a ver el Happy…