Eugenio Arce en Mexico

Aparte de llevar a México su poesía en formato de nuevo libro, como dirá Brígido Redondo el prologuista y representante de la Casa Maya de la Poesía en San Francisco de Campeche, Eugenio Arce hace que sus poemas tiendan “un puente entre los hombres y cantores de las dos orillas del mar nuestro. La vida está adelante y por eso seguimos cantando. Por la vida”. Para que Eugenio Arce pueda cantar a esa vida con sus versos nos lo imaginamos de una forma espontanea, como a otros famosos, adornado con el sombrero charro que ya se pusiera el reciente Papa emérito, o incluso hace muy pocos días el tenista Nadal en su triunfante vuelta a las pistas.

Eugenio, el poeta, está también triunfante y bien podría dar una gran serenata mexicana con sus palabras pues tiene suficiente ritmo para ello, aunque no utilice para nada instrumento musical alguno, sus hijas hacedoras de música poética lo harán por él, él con sus estrofas ya lleva esa música implícita. Sí, Eugenio podría colocarse bajo la sombra del sombrero mejicano, o del cordobés del que se origina el sombrero charro, para mezclar palabras comunes saltando ese mar, ese charco que a pesar del océano no consigue separarnos.

El libro se lo dedicó a su padre en su reciente fallecimiento en su pueblo de referencia, Santa Cruz de Mudela, dentro del encuentro anual de poetas que ya se realiza allí desde hace diez años. Y es que Eugenio es poeta por excelencia y es consecuente con lo que escribe y con lo que siente, con lo que expresa y con lo que hace, con lo que sueña y con lo que vive. Como presidente del Grupo Literario Guadiana en Ciudad Real ha abierto una nueva era muy activa y llena de armonía. Ya se lo habíamos dicho desde hace años y bien que lo corrobora con su experiencia.

En el nuevo libro que presentará oficialmente en la Biblioteca Pública del Estado en la capital próximamente, hace un guiño al tiempo, a ese tiempo poético que nos devora y que nos hace pensar, como la cita poética que toma de Efrén Alemán que nunca llegará mañana. Eugenio Arce va más allá y nos dice que “Siempre será mañana”, y adopta como título ese pensamiento, son treinta y nueve poemas profundos, sociales, donde el bello endecasílabo y el fresco heptasílabo se enzarzan con su alma para suministrarnos también bellas construcciones: “El silencio es profundo/ como ojos de angustia/ que avizoran la noche”.

Eugenio relaciona conceptos donde la literatura se hace presente como ahora su libro en nuestra alma y en nuestros ojos: “Creemos que vivimos en la cúspide/ de la felicidad/ sólo porque nos dicen/ que nuestro mundo es/ un libro en permanente reescritura”. Este poemario no lo es, no es un mundo en permanente reescritura, Eugenio nos lo ofrece completo y otros versos con otros mundos poéticos suyos nos llegarán después. Estoy segura.

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