Hay días clásicos para las celebraciones, como el Día de la Mujer, trabajadora, pero también pedigüeña, pasiva, reivindicativa, injustamente tratada o maltratada. Días que se asocian al trabajo y a la dignidad, y la mujer está en medio de ellos, ahí la colocan, porque saben que no hay igualdad y mucho queda todavía para que la haya. Muchos marzos habrá para seguir pensando cómo dignificar a la mujer y a su entorno. Quizá cada vez que se nos recuerda el número de féminas asesinadas, alguien debería hacer algo por ellas, para que no sólo sea en esa dirección donde vayan las lecturas e interpretaciones sobre días especialmente femeninos. Alguien debería contar también las mujeres en paro, las mujeres cuidadoras de mayores, menores, enfermos y personas con discapacidad. Y como no todas son santas, también hablar de los problemas que las afectan, como la mujer violenta, el acoso entre chicas en los centros educativos, los botellones donde ellas sufren secuelas, y sin buscar culpables, cuando hay soledad, pobreza, aislamiento social… Pero no nos vayamos al pesimismo, tendremos que celebrarlo por lo que sea, por el mejor futuro en igualdad, por un nuevo día para la mujer, con trabajo remunerado, por la mujer héroe, por las flores y sonrisas. Y es que hoy puede ser un gran día, ¡felicidades, chicas!
Pero hay fechas en que se celebra algo más específico como es, también en marzo, el Día de la Lectura en Voz Alta. No se sorprendan, es a decir de algunos neurólogos japoneses que la han estudiado a través de la corteza cerebral, un descubrimiento importante por las diferencias y beneficios sobre el cerebro, si la comparamos con la lectura silenciosa; efectos de los que hablan los expertos y que, por otros motivos, ya se vuelve a dar importancia a la lectura en voz alta. Ni qué decir tiene que los adláteres de la escritura y la lectura ya la están utilizando, para darle un nuevo valor al poder de la palabra, poética o no, en unos tiempos en los que la voz gratuita, asequible, sencilla y fuerte, hace de las personas y de sus emociones e inteligencia que sean eso, personas, en tiempos en los que el valor de la palabra renace con fuerza. La palabra está a nuestra disposición, ofreciéndonos su función más humana como es apostar por la comunicación.
A pesar de tantos soportes y aparatos donde actualmente se asienta la palabra, no sorprende que sea la palabra leída en voz alta la que es muy recomendable para padres y docentes de cara a obtener grandes beneficios de esta escucha en niños. La organización Litworld nos habla de casi 800 millones de analfabetos en el mundo, de los cuales la Unesco estima que 127 millones son jóvenes entre los 15 y los 24 años, jóvenes del siglo XXI, que no por citar el siglo nos volvemos más justos y desarrollados, jóvenes que no gozan de la lectura ni de la escritura.
Con esta celebración se recuerda que el acceso a la palabra es un derecho para toda la gente, a través de los libros y también de la tecnología. Es bueno recordar que la lectura, como la mayoría de las cosas buenas, es gratis, recomendable y uno de los actos más sencillos que tenemos a nuestro alcance para el desarrollo social y humano. Y tiene beneficios notorios como ejercitar la imaginación, hace que los niños estén atentos, sean curiosos, críticos, comprensivos, expresivos, estén informados y como dijo Albert Einstein, cuando le preguntaron sobre cómo hacer más inteligentes a nuestros hijos, con lectura de cuentos y más cuentos de hadas. Hoy, Día de la Mujer, tengo una lectura en voz alta.