Sueldos y jornales

Aún recuerdo aquel ayer, como dice la canción, cuando entré a formar parte de un proyecto de trabajo en el que era simplemente una aprendiza, sueldo: cero, y así estuve hasta dos años, no diré ni largos ni cortos porque la edad modifica el prisma del pasado y define la prolongación o no de la experiencia. Dos años, tan solo recibiendo unas olvidadas, casi siempre, propinas y por supuesto una formación, era el ideal del viejo camarero, eran también viejos tiempos en el que éste, el tiempo, estaba valorado de forma diferente, incluso no era fácil entrar a formar parte de una plantilla laboral, o mejor dicho voluntaria, hasta en eso cabía influir para la selección, puede que el pequeño o gran empresario, a menudo rural fuera además muy reconocido en la ciudad o pueblo, algo así como reconocer hoy en día una buena escuela o colegio.

Afortunadamente desde entonces tenemos reconocidos grandes derechos, sin embargo, algo falla cuando entre sueldos y jornales hay tanta variedad laboral y diferencias monetarias. Me perdonarán el tópico de estos tiempos pues al trabajador encofrador, escayolista, fontanero o similar hace unos años les entraba el dinero a manos llenas, era el momento de decidir no estudiar, no formarse, pues había trabajo y buenos sueldos a raudales, ahora quien estudiaba posiblemente tiene la posibilidad de marcharse al extranjero, los sueldos en otras monedas están al orden del día, y si han llegado a ser funcionarios pues han recibido la congelación y bajada de su sueldo, o están en el paro. Los otros, los menos preparados, tampoco están mejor, posiblemente engrosan las cifras del paro.

Para los que compraron vivienda en su momento puede significar que tener propiedad es tener sueldo, por aquello de los alquileres, incluso para los que consiguieron una ayuda a la dependencia, pueden estar medianamente satisfechos porque cuidan posiblemente a su familiar dependiente por un módico precio que nunca se podría comparar con el valor de mantener a su familiar ocupando plaza de residencia.

Mejores sueldos tienen los futbolistas que se cotizan como los entrenadores en función de los resultados, no hay que dar nombres ni de unos ni de otros, ya todos saben a quién nos referimos, son los futbolistas estrella de clubes estrella.

La misma Merkel ofrece a los abuelos alemanes que cuiden de sus nietos durante tres años a cargo de una reducción de sueldo, son nuevas soluciones a nuevos problemas. Quizá nuestros gobernantes deben inventar más nuevas soluciones, ellos son los mejores, los mejor preparados a juzgar por sus sueldos y regalías.

Si el mismo Rey de España se baja el sueldo, aunque en un mínimo porcentaje, ¿a qué esperan los señores políticos para hacerlo al unísono o huir en desbandada como malos e insolidarios gestores?

Si para tantos trabajadores y desempleados es injusto el sueldo o jornal que reciben, hora es, de que los bien colocados y privilegiados nos den ejemplo con cargos altruistas porque nuestro país lo pide y lo merece.

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